Fragmento que escribí al emprender un viaje que hice de la ciudad al pueblo hace unos años; lo llamaré: SENSACIONES:
El tren comenzó a caminar. Repentinamente, sobre el cristal, emanó mi reflejo anaranjado. Un sonriente rostro. Jóven, con tiznes de madurez. A lo lejos, en el cielo azul, una estela de espuma blanca. Árboles fugaces, cementos grises coloreados con grafitis. Coches, carreteras, estaciones de tren que esperan maleta en mano. Madrid iba moviéndose ante mis ojos. Fragmentos de la ciudad desconocidos por mí, al menos desde este ángulo ( de fuga). Otro árbol destartalado entre montones de tierra y escombros de obra; como un mendigo arropado por áspera manta gris, roída. El corte inglés, rótulo verde. Parece un rótulo feliz. A mi derecha una mujer morena, sus manos cruzadas sobre su chaqueta marrón. Debe de haber nacido lejos de aquí. Su pelo sube hasta la cima de su cabeza coronándola con una cascada de rizos negros. No parece tan feliz como el corte inglés, pero ella va de viaje. Me gusta ver mis ojos reflejados en el cristal. El sol va elevándose. Hoy desperté antes que él, si puede llamarse hoy a un momento en el que no existe el sol. Edificios, edificios... más vallas decoradas, coches, multitudes de coches en descanso esperan el momento de un nuevo orgasmo. Fábricas... curioso el no haberlas nombrado antes... Qué sucio está el suelo. Y la hierba... hay mucha hierba muerta. Bueno, no seamos tremendistas, tampoco es para tanto. Un pájaro. Me pregunto qué cosas no estoy viendo... Huertas. Esto me empieza a gustar. Acabo de pintar mi chaqueta blanca con el pilot. Por un lado me gusta, por el lado artístico, creativo. Por otro no. No se qué lado es ese pero cuando esté en el pueblo lo limpiaré con leche. Mmmmmh!!! Explanadas verdes!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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